La mujer barbuda abandona el portátil en las salas del aeropuerto.
No es una bomba. Esto no es América del norte.
Otra mujer barbuda habla por teléfono por encima de los altavoces.
No puedes evitar escucharla, ni maldecirla.
Otra mujer barbuda está hoy muy atractiva con ese vaquero ajustado al culo.
La gente cuando viaja se despeina de desesperación.
Una mujer barbuda va a Santiago de Chile. Yo me bajo en Madrid.
Es increíble la cantidad de alemanes que van a Namibia.
La mujer barbuda dejó el circo cuando la crisis. Ahora es azafata de vuelo.
El capitán nos saluda atentamente en tres idiomas. La mujer barbuda sentada a mi lado no ha entendido nada.
La mujer barbuda lleva un niño rubito al que todos sonríen pero nadie dice nada.
Últimamente no nos reímos de la mujer barbuda en su cara.
Se está perdiendo la vergüenza, y la naturalidad.
Si sigo bebiendo voy a tener que dejar de escribir, o afeitarme para no parecer una mujer barbuda.
Tres mujeres barbudas del viaje del instituto se han metido en el servicio del avión.
La profesora o podrá hacer pis hasta que llegue a Madrid.
Según me han dicho, me estoy mirando en el espejo del mundo.
Y veo una mujer barbuda.