Como la noche envidia
el charol de
tu piel.
Como la flor se encela
recordando
tu olor.
Como la luna sabe
que tú
inspiras más versos.
Como la
hierba fresca,
Nunca será
tan suave
Como haberte
tocado
Con mis
manos de piedra,
Con la rama
de un dedo
Hacer como
lo haría
Una gota de
agua:
Prolongar un
segundo
Hasta que
una caricia
Acabe
acariciando
El charol de
tu piel
Escondida en
la noche.
—
o —
Este deseo
limpio
que parece
aluminio,
como recién
nacido
del filo de
tus labios,
de mirar de
reojo
el aire
turbulento
que me
acerca a tus pasos,
que tus
pasos me aleja.
—
o —
Ahora pasan
los días
sin saber a
qué hora
respiro por
tu boca,
y tu boca no
llega.
Ahora pasan
las horas
Plegadas en
tu ropa.
Ahora pasa
un minuto
Oculto en el
anillo
De una tarde
tan vieja
Que parece
una noche,
De una noche
tan joven
Que no supo
ni serlo.
Ahora pasa
un segundo,
Y al segundo
siguiente
Pasó ya
tanto tiempo
Que mi piel
es lagarto.
Tu piel y su
misterio,
Tan
escondida ahora
Como la voz
perdida
En nubes de
memoria.
Tu piel que
no es la mía,
Porque la
tuya tiene
Un mar
ensortijado
A punto de
morirse
Como mueren
las olas
Al final de
los mares,
Al principio
del tiempo,
Del aire y
del recuerdo;
Donde
empieza la espuma
También
empieza un verso.
Tu piel
acharolada
Tu nocturna
epidermis
Construye
los relojes
Que miden el
pasado.
Pasó ya
tanto tiempo
Que mi piel
es serpiente.
Si me quedo
dormido