La utilidad de un premio

Patry es una niña con voz de adulto. Una forma de mirar que derriba muros. Una ventana abierta a la libertad, a la frescura, a la locura con moderación. Patry es un latido que se oye aunque tu ordenador no tenga altavoces. Y así como yo la veo, que me riega el instinto de protección y no sé por qué, ella me da un premio. Aunque yo ya tenía el premio de su presencia aquí en la casa del antifaz.

Lo más sencillo para conocer a Patry es visitar su blog: Persiguiendo sueños.

El premio se llama Arte y Pico.

Este premio ha sido creado por Eseya

Las reglas del premio son las siguientes:
1) Debes elegir a 5 blogs que consideres sean merecedores de este premio por su creatividad, diseño, material interesante y aporte a la comunidad bloguera, sin importar su idioma.
2) Cada premio otorgado debe tener el nombre de su autor/autora y el enlace a su blog para que todos lo visiten.
3) Cada premiado, debe exhibir el premio y colocar el nombre y enlace al blog de la persona que lo ha premiado
4) Premiado y premiador, deben exhibir el enlace de Arte y pico, para que todos sepan el origen de este premio.
5) Exhibir estas reglas.

Con el permiso de Eseya, me voy a saltar las reglas y voy a premiar a más de cinco. Voy a premiar a cada uno de mis enlaces. Porque cada vez que hice uno desde El Aviador (el que me invitó a zarpar) hasta Jesús (que enlacé ayer) tuve la sensación de haber acertado la respuesta en un concurso de amigos.

Y por la fecha. Por la inquietud de Febrero. Por mis ganas de libertad. Por su manera de aceptar mi antifaz escrito entre sus gargantas. Porque no tengo más guitarra que las suyas. Porque a su orilla mi carnaval no necesita disfraz. Porque nadie sabe qué es lo bueno y qué es lo malo, y su batalla es así como la mía: eterna. Mi premio Arte y Pico, por su arte y su pico es para la Comparsa Entre Olivares. No valen un millón de gracias para que os enteréis de las gracias que os debo.

Ecuaciones de primer grado



Cuando era niño tenía una capacidad enorme, exacta, para resolver ecuaciones, problemas y puzzles que se presentan en la vida. Yo era el niño extraño que decía que le gustaban las matemáticas. Yo volvía solo a casa desde el colegio, caminando por una selva de zarzamoras que hoy eran acorazados de la marina americana y mañana serían las gradas de un campo de fútbol. Mi ecuación de primer grado estaba anoréxica; casi todos los niños que había cuando yo era niño tenían escrita su ecuación de primer grado en la carpeta. La igualdad de la expresión se cumplía para todos, pero no para mí. Hasta que un día, a causa de no sé qué – pues las matemáticas se limitan a resolver problemas sin entrar en provocaciones – la inecuación se vino a mí y escribió en la pizarra de mi memoria otra fórmula. Le di una patada al refranero español, y arranqué la hoja donde dice “madre no hay más que una y a ti te encontré en la calle”; quizá ella reinventó el “cría cuervos…”, y la ecuación cambió de forma.

Como era matemático puro. No me costó trabajo despejar la nueva incógnita. Podría haber usado el método de sustitución, pero no hubo nadie que al ponerlo en el lugar de la variable anterior cumpliera la expresión. Intenté el método de igualación, pero vi que nada era ya igual a lo anterior, que la ecuación tenía una gráfica distinta a una línea recta. Finalmente la resolví por reducción (ahora creo que al absurdo); despejé la equis que correspondía a mi padre, y ajusté los parámetros necesarios en la otra parte para que la igualdad fuera cierta. Y aprobé el examen. Mi padre fue mi padre, mi madre y mi álgebra entera. Y como me iba bien, disfruté tanto que hasta Pitágoras me parecía un inútil.


Ahora que el tiempo me ha pervertido, contaminado y ha llenado de impurezas la fuente que yo veía de agua clara, me siento incapaz de tratar una ecuación por sí sola. No puedo, como cuando era niño, obviar la física, la química y la geometría imposible que la rodean. Para cualquier expresión de primer grado hago sistemas matriciales, trazo parábolas en el tiempo, y no encuentro la solución. Quizá por eso empecé a escribir; para olvidar que las matemáticas no son siempre exactas.

MEME de las frases célebres.

He recibido un MEME de MALENA, mi dama oriental. Espero no defraudarla. He mirado mil frases. Al final, como siempre, hablaré de lo que hay detrás de mi antifaz; aunque no sea una frase célebre.


Reglas del MEME:
• Respetar las frases anteriores.
• Cada frase estará pegada al nick del blogger.
• El nick debe tener la URL del blog.
• Enviarlo como mínimo a dos personas.


Ellos dijeron antes:

Mr. Rockmántico: “Mejor morir de pie, que vivir arrodillado”.

Don´t Worry, Be Happy: “Como no sabían que era imposible, lo hicieron”.

Rubén: “Si los que hablan mal de mí supieran lo que yo pienso de ellos, hablarían mucho peor”.

Lara: “Si la vida te da la espalda, tócale el culo”.

Javi: “Nunca te rindas antes de intentarlo”.

Chasky: “Para ganar hay que saber perder”.

Doctor JB: “Id a darle por culo a alguien… menos al de la 302, tiene un desgarro anal”.

Señor Oscuro: “Una comida puede estar asquerosa, pero con hambre está asquerosamente deliciosa”.

Misstwenty: "Ojo por ojo... y todo el mundo acabará ciego"

Yo-X: "Ya sabes, no hagas nada que yo no haría sin hacer tu antes..."

Dashina: "Si no puedes sorprender con brillanteces, desconcierta con gilipolleces"

Malena: Ámame cuando menos lo merezca ya que es cuando más lo necesito.

El Antifaz: Podéis construir barreras, pero ninguna de la altura de mis pensamientos.

Paso el MEME a las Eugenias: Euchy y Eugenia

Quimeras del ruido




Para Calle Quimera. El silencio es encontrarse en esta calle en medio tu propio eco. Yo les inspiré, y ellos a mí; pero en silencio.

Pues sí. El silencio es la quimera del ruido. Es tirarse un pedo a la hora del té en casa de la señora marquesa. Son los tres segundos que hay después de decir: “nena, estoy mu mayor pa esa postura”. Es salir a la lluvia sin paraguas. Es pisar las hojas secas y no escuchar que las entrañas te crujen de alegría. El silencio queda justo detrás del tren que se va, y que se lleva algo. Es quedarse a solas para poder avergonzarse sin sentir vergüenza. Es un trueno que rompe el ruido.

Bañarse en el silencio es escuchar como el humo del cigarro crece como las ramas de un árbol. Es que el pensamiento te sorprenda diciendo: “y mis enemigos… ¿dónde están?” El silencio puede ser solitario o ruidoso, como un bar en invierno. Es el otro lado de la boca de un político, o cuando cierra la puerta y estira del nudo de la corbata. El silencio es un castigo en sí mismo, que te deja vacío. Visto de otra forma: es el punto desde el cual empiezas de nuevo a llenarte. El silencio es la raíz del ruido.

El silencio es también un asesino sin prisa. Es el vagón oscuro que sigue a una despedida. Es zarpar en un libro con rumbo a los mares del sur. Es un país lejano al que se llega pronto. No pesa un kilo, no mide un metro, pero dura un año. Es la guitarra que cambia sus cuerdas por telarañas. Es la eternidad que deja a solas a los actores mientras se levanta el telón de la vida real. Es el desespero de Neruda en aquel: “Me gusta cuando callas porque estás como ausente… déjame que me calle con el silencio tuyo…” Y es la cuna donde dormían sus versos recién nacidos. El silencio es un tipo de ceguera. Yo lo sé bien, que soy ciego de antifaz. Es el silencio el antifaz del ruido. Otra quimera.

Soy



Ya sé que no soy lo que necesitas, pero a veces te puedo servir de algo. Ya sé que no se puede ir por la vida así, con la cara tapada, pero sin él ya no sabes disimular las sonrisas. Soy un desacierto de tu menstruación que otros elevan a paranoia. Soy el que te invita a salirte de allí sin pagar. Soy la pasta oscura y extraña que forma el rimel con las lágrimas. Soy la cafetera que te sopla un buenos días el lunes por la mañana. Soy un montón de facturas del banco. Soy el único que te acepta tal y como eres; el que no te reprocha porque no me voy mientras tú no estés a solas. Si quisieras matarme, me darías la vida. Soy la mentira que cuentas al que te cuenta mentiras. Soy el pisotón que pone verdad en la risita de teatro de pueblo que luces a veces para que no te hagan preguntas. Soy un mensaje en tu móvil, un mail en tu bandeja de entrada. Soy un racimo de nudillos que acompasan la canción que necesitas. Soy el que te ayuda a transgredir las normas con educación. Soy el día de hoy; tantas veces se me olvida el ayer que no me acuerdo de lo que voy a hacer mañana. Soy el frío de la punta de los dedos que cualquiera nota, el calor que tienes dentro que es sólo para ti. Soy la almohada que espera para abrir el libro de los cuentos del país de las noches cortas. Soy la cuerda por la que caminas; si quieres bájate.


Soy eso. Si quieres úsame. Si quieres tírame.

El concierto de año nuevo

Nos hemos empeñado en vivir distinto sólo porque hemos abierto un calendario nuevo; pero te diré una cosa: he visto el amanecer de hoy y es igual que el de ayer. El gallo con sus bostezos musicales despierta el color de la montaña, igual que ayer. El amanecer parece una danza amarilla, pero al final el azul se impone, igual que ayer. Fui yo el que tocó las primeras campanas de la iglesia de tu boca, igual que ayer. Fui yo el que acosté a la luna que con la claridad se estaba desencantando sin darse cuenta, y se fue a dormir con esa media sonrisa que ponéis las mujeres coquetas cuando leéis en mis ojos la palabra guapa, igual que ayer. Nos hemos empeñado en vivir de otra forma y todo sigue igual. Casi todo.
Esta mañana nueva noté algo en mis oídos que no supe identificar a la primera. Al principio pensé que era tu risa, la que sí se renueva cada vez que tus labios de cereza se separan y haces un huracán de cada respiración. Pero no era tu risa. Era el concierto de año nuevo.
Tus sábanas tenían estampado de notas musicales, y al abrirlas, la batuta de tus dedos empezó a caminar por la partitura que tenías guardada para hoy. Yo era el público. A ritmo de vals saltabas sonriente sobre el colchón, como si fueras una niña, con los brazos y el ánimo abiertos al nuevo año. Nunca vi una forma como esa de darme los buenos días. El pelo, el tuyo, que la noche se encargó de alborotarte, eran las cuerdas del violín de mi alegría. El pijama se transformó en un vestido de gala; así bailabas de esa forma tan natural. Me adaggias y me allegras tan rápidamente que me resulta imposible dejar de mirarte. Llamé a la eutanasia del amor, pero no vino. Hubiera sido exquisito.



Tus pasos primeros son la percusión que enciende la marcha Radetzky; y a partir de ahí tengo tres minutos para disfrutarte y un año menos tres minutos para recordar el momento. Sí pequeña mía. Nos empeñamos en vivir distinto cuando todo sigue igual. Si hay algo nuevo este año, será la música que me has compuesto

A solas

free music



Ahora que estoy a solas, que al descubierto me ciega el sol y no salgo en las fotos de los fantasmas. Ahora que mi asma verbal no llega ni a un susurro. Ahora que tengo que preguntar cuál es la cola del paro. Ahora que los crucigramas me salen también en vertical. Ahora que no me pesa la mirada, porque a mirar aprendo cada día. Ahora que recuerdo que he leído libros sin pasar las hojas y he escrito hojas sin pasar amores. Ahora que me voy a orinar en las manos como consuelo. Ahora que se jubila mi madrina y me dejan otra vez a solas en la puerta cuadrada del orfanato de las monjas viciosas. Ahora que ya no tiro de la manta. Ahora que vendí por cuatro duros mi armadura a un hojalatero sin escrúpulos. Ahora que el maquillaje de payaso emborrona los chistes que envío por torpeza con acuse de recibo. Ahora que me emborracho con coca cola. Ahora que ya no soy traductor de chino. Ahora que las rumbas suenan a bolero y los tangos siempre a tangos. Ahora que salgo a la calle a respirar y el aire ya se ha ido. Ahora que me afeito sin cuchilla. Ahora que París no es tan bonito. Ahora que tengo multas por dejar aparcada el alma en doble fila. Ahora que hacer deporte me toca los huevos. Ahora que mis patentes no dan dinero. Ahora que estoy a solas por poco tiempo. Ahora que por fin me río en el espejo. Ahora que el café ya no se enfría porque le presto más atención que a una falda. Ahora que cambié de gafas. Ahora que mi ángel se endiabló.



Ahora que no desatranco el atranque de calendarios.

Ahora que no vislumbro la luz del diccionario.


Ahora que entre tantos ramos de rosas,

Me doy la vuelta

A echar vinagre en las letras espumosas.


Ahora que la cicatriz del antifaz no cicatriza,

Hago nubes de verano

Con el polvo de tus tizas.

Y al soplar con una mano

Lo que digo

Con la otra mano desdigo.

Porque tanto decir es un maltrago

Y si callar es mejor que lo que digo.

Ahora que no digo

¿Ahora que hago?