Asómate, pueblo, al mar
entre las piedras de la última calle soleada
que riegan la arena de una playa abierta,
abierta en canal para tus pies de fruta verde.
Asómate, pueblo, despierta.
Asómate, calle, al mar.
Lanza botellas sin mensaje a la pleamar sin lágrimas,
sin oleaje, sin la espuma de tu voz anestesiada.
hunde un tridente en el corazón de Neptuno,
lanza mensajes (sin botella) a una ola enamorada.

Asómate, barrio, al mar.
Busca el tesoro del fondo en un hilo de agua,
en una escama de sal siembra una hora de siesta,
en una puesta de sol, un maremoto,
vuela entre los peces, tira la caña y la cesta.
Ahora sí, tus piedras centenarias se despeinan
y riegan con piedras la arena de la playa libre.