Sin techo



Bautizo alcohólico en la estación del metro,
Poeta hiperbólico de las buenas maneras,
Intruso en los zoológicos urbanos,
Anónimo con una historia cualquiera.
Renuncia de nuestro desorden sin carné,
Vanguardista de moda sin peluquerías,
Forzosa ironía.
Dueño de un mundo al revés.

Cielo de cartón.
El colmo de la educación
Porque se dejan ver para que existan los ricos,
Pájaros sin alas ni pico.
Carrete de fotos velado,
Chaqueta prestada con corazón en el bolsillo.
Muñeco imprescindible en el portal de Belén,
El precio de las conciencias,
Estatuas móviles entre la gente,
Empujón, vaivén indigente,
Vomitar es una ciencia.


Libertad y nada más que libertad hambrienta.
Faltas de ortografía en los ojos,
Piojos.

Recibidor del olvido,
Paria sin unión carnal.
Ya no hago el amor contigo,
Imagino que el amor se me ha descolorido.

Macetas de un jardín carente de riego,
Barba de veinte años,
Anhelo,
Sin techo, se ve el cielo.

Fumar es un placer

Con un café te retinta el sabor, con una cerveza anestesia tus nervios, con un paisaje me fumo dos, con un contratiempo evoca mis reflexiones, con una reflexión me inspira las palabras que me faltan, con una palabra se prende el fuego. Con prisas se acaba pronto, con calma no te das cuenta de que se acaba. Tacto de papel fino como la piel blanca y suave. Aroma de evasión. Sonido imposible. Crujidos de fuego visuales. Y sabor. Sabor repetido, compartido, recordado, extrañado, esperado, y finalmente saciado.



Fumar es la canción que dice que fumar es un placer. Fumar es voluntario, y por eso mismo, por ser de libre elección, te sientes preso después de delincuente con apetencia de infringir la norma, la ley o la piedra filosofal del cáncer de pulmón. El cartel clavado en la pared no solo te dice que no lo hagas, sino que impide que te sientas cómodo allí porque no paras de pensar en la llama que te enciende ese primer beso de humo. Y los demás no entienden tu inexplicable y repentino mal humor, tus respuestas cortantes, que acaban siempre con la conversación, y te vas a fumar.
La ley antitabaco es absurda. Que conste que yo no quiero fumar delante de nadie que no soporte el humo. Que nos pongan pena de muerte a los fumadores; y ya de paso, para medalla de oro del absurdo, también a los suicidas.
Fumando espero, no sé qué, pero fumando.

La sonrisa de Rajoy


Rajoy es un personaje extraño; no es el típico político que pone antifaz a las mentiras con un tono de normalidad apabullante y creíble. Este señor practica el cinismo de querer que nos lo creamos a base de ponerse serio, como si reír y mentir fueran siempre de la mano. Si publica un video institucional, con bandera, foto familiar y la estantería ordenada, se pone serio; la bandera es algo serio, muy serio; la patria también, pero no tanto como para sujetarse las gafas con el entrecejo. Si da un mitin para hablar de lo mal que lo hace Zapatero, su cara denota acidez de estómago o convulsiones intestinales – que es donde los políticos guardan sus argumentos – e incluso en alguna pincelada jocosa, el señor deja quieta su faz de escayola; eso sí, los que se ríen son los jóvenes de detrás, quizá porque la gomina les aplasta las sienes o el lagarto del jersey les muerde el corazón. Si concede una entrevista al Quintero en la tele da la sensación de llevar el esfínter anal contraído, y eso que éste presentador da pie a respuestas relajadas y juega con las pausas para que el entrevistado abra el bote de su intimidad. En resumen: rigidez y empeño en que todo el mundo esté de acuerdo.


Sin embargo le he visto esbozar una sonrisa. Hay ocasiones en las que Mariano se le pinta en la cara una expresión de burla socarrona que casi deja leer su pensamiento. Cuando ETA rompió la tregua y abrió la posibilidad de matar a cualquiera sonrió; cuando hay un conflicto verbal entre el Rey y Chavez, echa la culpa a Zapatero obviando la mala educación intencionada de Chavez y el poco aguante del monarca para reuniones tan largas y sonríe; cuando el IPC sube más de lo esperado e impide a la gente de la calle hacer planes de futuro porque la hipoteca es un dragón que se lo come todo y al carro de la compra cada vez le caben menos cosas por 50 euros sonríe, cuando las obras del AVE no llegan a terminarse según lo previsto, a causa de un trazado aprobado por su partido y ejecutado por una empresa afín a su partido, causando un caos circulatorio cada día en una ciudad como Barcelona sonríe. Me pregunto de parte de quién está el tío este. O mejor qué clase de España es la que tanto le llena de orgullo. De mí no te ríes, bufón de las tragedias ajenas.

Nieve



En la montaña de mis sienes está nevando
Y el antifaz azul se ha puesto blanco.



De blanco te has vestido en esta fiesta,
La fiesta fría de la despedida
De aquella primavera en flor teñida,
De este verano que dejo la calor esta.

La claridad despierta mis sentidos
Y pinta mis arrugas con la nieve.
Si nieva sobre mí es porque no llueve
Y si no llueve es porque ya ha llovido.

A ver la nieve primera voy corriendo
Como aquella que vi el año pasado
Como aquella que todavía estoy viendo.

Me está nevando la nieve desde dentro
Ahora que los recuerdos están descongelados
Y el alba viene antes que el sol que está saliendo.


Voy a escribir de nuevo sobre el paisaje helado,
Y no haré bolas de nieve ni muñecos calientes,
Ni una fotografía que recuerde el presente,
Porque el futuro que viene ya lo tengo olvidado.

Y dame un beso en la frente
Antes de que el blanco se derrita
Y venga después la luna tan bonita
Jugando al escondite con el sol ardiente.

Aló presidente

Llega Don Hugo con su camisa roja y su sonrisa amplia como la Laguna de Canaima. Hoy llegó temprano al programa. En su expresión se siente la satisfacción de haber sido nominado a un premio de cine (pero no un premio norteamericano). Se sienta en el sillón aplomando la espalda y afirmando la sonrisa. Distraídamente mira a la cámara. Le hipnotiza. La cámara y él son una pareja perfecta en este juego de palabras que salva al pueblo de la república bolivariana de Venezuela. Sin quererlo, sin planearlo, sin que nadie diga nada, empieza a hablar:

“Queridos compatriotas, lo hemos hecho de nuevo. No teníamos a Bush en esta reunión, pero teníamos españoles y usamos al diablo Aznar para distraer la atención de Latinoamérica y hacer pensar al pueblo venezolano que su único salvador soy yo, que la voluntad del pueblo pasa por la mía propia. Queridos compatriotas, como no tengo ningún mensaje que dar que os haga pensar que nuestro país va a mejorar en términos sociales, os voy soltando estas puñaladas contra los capitalistas del mundo que tanto os gustan y tanto alimentan vuestro odio y mis votos en las urnas. No habrá finalmente ningún venezolano desde Bolívar a Zulia, desde Amazonas a Nueva Esparta, que no afirme que soy su guía espiritual, que sin mí esta república estaría condenada. ¡Y cómo se enfadó el viejo rey cuando premeditadamente interrumpía yo al presidente Zapatero con argumentos Aznarianos y con la ayuda de otros caudillos como Ortega lo es para Nicaragua! Qué risa nos hizo comentarlo después de la reunión queridos compatriotas engañados. Soy el mejor, aunque no me lo ha dicho nadie, pero yo lo sé. ¿Quién dijo que no hay que mezclar política y religión? Yo voy a ser vuestra religión…”


De repente se oye al regidor oculto detrás de la luz de los focos: “¡Vale. Corta aquí! Don Hugo se enrojece y no por reflejo de la camisa: “¿estabais grabando? Pero qué estúpidos. Borrad inmediatamente la cinta. Mejor entregádmela. Es increíble que todo lo tenga que hacer yo. Con este pueblo no sé dónde vamos a llegar.”

La cajita de música.

La cajita de música es un cuento que lleva cinco capítulos escritos por cinco personas diferentes. Euchy escribió el quinto y me tocó continuar de rebote ya que Janecita estaba ocupada. Se lo paso a Faby. Espero que pueda seguir.


Aquí se pueden leer los cinco capítulos primeros: http://euchy.blogspot.com/2007/10/estoy-pensando-en-la-nia-y-la-cajita-de.html



Aquí el sexto:


Seguramente no. Las palabras se las lleva el viento, aunque algunas quedan en la memoria para siempre. No puede creer que precisamente hoy aquellas palabras florezcan:
- Es tu primer cumpleaños conmigo, pide un deseo amor.
- Si lo digo no se cumplirá, ¿verdad?
- Eso son tonterías.
- Que cuando cumpla 60 años más mire al sillón de al lado y tú estés allí.
- Se cumplirá. Ahora abre tu regalo.
- ¿qué es? … ¡una caja de música! ¡me encanta, gracias!
- ¿bailamos?
Y bailaron durante 60 años agarrados al mismo ritmo musical. En la cercanía de miles de abrazos, en el olor que crearon juntos, y en la distancia más absoluta que parecía oscuridad más que distancia.
Ella pensaba que no podría ser, que moriría de la emoción antes de salir al patio. Alguien gritó: “Ha venido el abuelo”.
Allí estaba, hoy apoyado en un bastón, pero con la misma mirada del primer día:
- ¡Tú! ¿dónde estabas?
- Buscándote amor.
- ¿A qué has venido?A cumplir tu deseo… ¿bailamos?

Galicia y dios




Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pe dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas;
si choran, es ti que choras;
i es o marmurio do río,
i es a noite, i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras

Rosalía de Castro.





Si existiera dios tendría que venir del mar, porque no hay sitio más profundo ni más ancho, ni más loco ni más intenso, ni más misterioso ni más fuerte, ni más astuto ni más libre, ni más secreto ni más cárcel que el incontable azul.
A los hijos del mar se les agrieta la cara como recuerdo de antiguos maremotos, furia de los dioses; se los llama lobos de mar a los que entraron en su templo inexpugnable. A los que no somos hijos del mar se nos llama turistas, marineros de agua dulce, grumetes de tierra adentro, porque no sabemos de la verdad de Neptuno ni del cantar de las sirenas. ¿Qué no?
Encontré en Galicia el final de la tierra, donde siglos atrás se acababa lo que podía escribirse con la mirada y se encontraba el principio de leyendas e imaginación supersticiosa.
Encontré en Galicia un gallego que vive en el mar, que come del mar, que mira al mar lanzando flechas como signos de interrogación. Encontré un gallego sin patria, un gallego sudamericano, un gallego ateo, un sin atar de Galicia, un gallego que creía en el mar; y ese gallego era yo: el recién llegado, el inminente huido.
Y entre el mar y el cielo, y el viento y el sol, y las distancia y la mirada, y mi garganta y mi fe, pusieron la muralla de un castillo para que pudiera seguir creyendo en ti sin haberte visto, dios del mar.

De burkas y hiyabs

Hace unos años conocimos a Rassana, una chica malaya que llegó a este lugar becada por una universidad inglesa para realizar prácticas en una empresa de aquí. Rassana es alegre, tiene un sentido del humor amplísimo, una capacidad de adaptación enorme, lleva un hiyab, es una gran trabajadora; después de mucho tiempo sin tener noticias suyas – lo último que escuché es que volvió a Malasia a trabajar en la empresa de su padre – me acordé de ella, de su mirada y de su sonrisa, de la luna malaya que hay en su cara.

Ahora estamos cuestionando que las niñas van al colegio con hiyab. Ahora nosotros decimos, que el velo musulmán es un símbolo de sumisión de la mujer ante el hombre, cuando lo que estamos queriendo decir – preguntar en CIU – es que nuestra estrechez mental no nos permite ver que la gente haga cosas diferentes a las que nosotros hacemos, porque nos gusta que todos vayan iguales, que todos hagan lo mismo, y que lo que hagan coincida con lo que a nosotros nos parece bien. Algunos llegan más lejos, y lo que realmente les gustaría es que todos tuviéramos el mismo color de piel. Se me tuesta el ánimo al sol intolerante.


Porque sí. Porque nos da la gana, todos tenemos que ser del Madrid o del Barça, todos tenemos que llevar camisas de cuadros de colores chillones porque ahora se llevan así, todos tenemos que votar al pesoe o al pepé, y todos tenemos que ser heterosexuales, a ser posible de esos que gastan bromas humillantes a las mujeres para que los otros hombres se rían (pero el velo sigue siendo discriminatorio y sexista). Muchos tabiques en la cabeza para tanta libertad en la boca.
Si tu escasez neuronal no me permite manifestar mi forma de vestir, de hablar, de sentir, no me va a quedar más remedio que defenderme y gritar en la calle que me alegro de no ser como tú. Espero que tu raza esté en peligro de extinción, yo no haré nada por mantenerla. De acuerdo en que el burka es una cárcel de tela que anula a la persona. Quitáoslo todas a la vez. El hiyab es hoy día una manifestación cultural, y para quien no sea aquí lleva mi denuncia contra el que la obliga a llevarlo si ella no quiere, ¿no llevas tú un crucifijo todo lo grande que tu bolsillo pudo pagar? El hiyab no somete a ninguna mujer que no quiera ser sometida, sino cómo iba yo a acordarme después de tanto tiempo de la sonrisa y de la profundidad de la mirada de Rassana.