Al teléfono:
· Li: Zao shang hao Jose. Buenos días Jose.
· Yo: Huan ying. Ni hao ma? Bienvenido. ¿Cómo estás?
· Li: Hen hao. Ni zen me yang? Muy bien. ¿Que tal tú?
· Yo: Hao, hen hao. Xie xie. Bien. Muy bien. Gracias.
· Li: Ni xue zhong wen le? ¿Aprendiste chino?
· Yo: Wèi. Todavía no.
A partir de aquí continuamos en inglés:
* Yo: Oye, ¿funciona el Google allí?
* Li: Bueno, hace unos días que no lo he probado, ¿por qué?
* Yo: Porque recuerdo que cuando estuve allí hubo unos días que no funcionaba coincidiendo con una noticia en contra del gobierno chino en la portada del google news.
* Li: Ok. Lo probaré y te digo algo, pero…
* Yo: Mei guan xi (no importa). Es sólo porque hay mucha gente sensibilizada con la represión de vuestra policía en el Tibet.
* Li: ¿Qué pasa en el Tibet?
* Yo: ¿No sabes nada? Bueno… es largo de explicar. Te lo escribo y te lo paso por mail.
* Li: No te preocupes. No es necesario.
* Yo: Zhe shi wo de gong zuo. Es mi trabajo.
* Li: Xiexie. Zaijian. Gracias. Adios.
* Yo: Zuo mo kuai le. Zaijian. Buen fin de semana. Adios.
“No me des a elegir entre la libertad y el conocimiento aunque sea mi ignorancia la que me lleve a ella. No me des a elegir entre la libertad y mis oraciones porque son ellas las que surgen desde lo más alto de la montaña más alta que un hombre puede pisar; porque sus semillas caminan con el viento hacia lugares que no conozco, y así me gusta dejarlas volar. No me des a elegir entre la libertad y la paz porque estoy dispuesto a luchar con quien haga falta. Mi hábito de monje no es el espejo de una conciencia mansa sino de una revolución interior y constante. No me des a elegir entre la libertad y mi edad porque no tengo edad de ser reprimido por nadie. No me des a elegir entre tu tierra y la mía porque las veo iguales, ambas se clavan en mis talones mientras camino, y ambas me secan la garganta mientras me canso. No me des a elegir entre la libertad y el amor que yo estoy en paz con la naturaleza y es desde ahí desde donde amo. Yo no fabrico armas, ni produzco energía nuclear, ni he investigado con Uranio porque aprendí a amarme y así te amo también. No me des a elegir entre la libertad y el espíritu deportivo; no necesito salvar las apariencias en una ceremonia olímpica mientras siguen muriendo mis hermanos. No es deporte olímpico la invasión de otros pueblos. No me des a elegir porque elegir no puedo. Si me das a elegir, si me obligas, me elijo a mí mismo. Por eso lucho hoy, porque tu política asomada al escaparate no me deja ser yo.”