El pirata es más fuerte que el barco que vence al maremoto en alta mar. Es más rápido que un huracán: llega, arrasa, y se va antes de que la guardia lo descubra. Y si algún día lo atrapan, empieza a planear su escapada de la cárcel. El pirata es inmortal. Nadie entierra a un pirata. Está tranquilo en su isla donde nadie hace preguntas. Corta el viento con su espada para no quemarse la cara. Lucha constantemente, cada día, cada minuto. Nadie lo entiende, porque nadie le conoce. No huye, sino que se retira a recuperar fuerzas para marcar otro objetivo. El pirata disfruta de los mejores amaneceres jamás vistos. Nunca se pierde porque va guiado por la luna y las estrellas. No usa mapa porque ya sabe el camino hacia su tesoro. En su libro de viajes hay escritos poemas piratas y aventuras impensables de amores que quedaron esperando en el muelle a ver si alguna de estas lunas le trae su barco de regreso. Tiene mil cicatrices, pero ninguna dolorosa; son capítulos de una novela de piratas, de una novela a la que nadie tiene el valor de escribirle el final.
Levad anclas. A toda vela. Y sin rumbo fijo. Hacia donde quiera el viento hoy. Que llevo por compañera mi botella de ron y la historia que estoy escribiendo a base de atracos y borracheras. El pirata es una leyenda. Pero algunos cuentan entre misterios y fantasías, que es verdad que lo han visto cantando a voces la canción del pirata en su barco negro como la noche.
Canción del pirata (José de Espronceda).
Con diez cañones por banda,viento en popa, a toda vela
,no corta el mar, sino vuelaun velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,por su bravura, el Temido,
en todo mar conocidodel uno al otro confín.
La luna en el mar riela,en la lona gime el viento,
y alza en blando movimientoolas de plata y azul;
y ve el capitán pirata,cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa, y allá a su frente Stambul: …
Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria, la mar.
Allá muevan feroz guerra ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo tengo aquí por mío cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.
Y no hay playa, sea cualquiera, ni bandera de esplendor,
que no sienta mi derecho y dé pecho a mi valor.
Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria, la mar…
¡Sentenciado estoy a muerte! Yo me río;
no me abandone la suerte, y al mismo que me condena,
colgaré de alguna entena, quizá en su propio navío.
Y si caigo, ¿qué es la vida? Por perdida ya la di,
cuando el yugo del esclavo, como un bravo, sacudí.
Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria, la mar.
Son mi música mejor aquilones, el estrépito y temblor
de los cables sacudidos, del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.
Y del trueno al son violento, y del viento al rebramar,
yo me duermo sosegado, arrullado por el mar.
Que es mi barco mi tesoro,que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,mi única patria, la mar.»