Catálogo de Hadas. 1ª parte.






Queridos niños, sé que por el simple hecho de ser tan pequeños vuestra curiosidad por conocer lo que aún no habéis visto, o por entender lo que una vez visto no se entiende, os lleva a merodear por los caminos de la travesura, y a veces por los de la indiscreción. Puede que no os deis cuenta, pero vuestros papás y mamás no saben qué contestar a algunas de vuestras preguntas. Yo os voy a contestar hoy a todas esas preguntas. Tened en cuenta que en otro tiempo fui un científico de esos que masticaban las hojas de los libros de astronomía, y conozco muy bien las cosas que se mueven por el cielo; y que también fui un viajero que llegó hasta donde Marco Polo dio la vuelta a su barco, así que conozco otros países tan lejanos como las manzanas del árbol cuando no tenéis escalera, y lenguajes tan extraños como el que hablan los adultos cuando se ponen corbata. ¡Ah! Y tened en cuenta que soy un personaje al que sólo se le ven los ojos, que siempre dicen la verdad; y que, como oculto mi cara detrás de una máscara no tengo miedo a quedar en ridículo; así que, si os apetece, también os podéis reír de mi (creo recordar que una vez fui un payaso de circo). Os contaré, para explicaros todos los porqués del mundo, un cuento que una vez conté a un niño que tenía los ojos y los oídos muy abiertos, y lo que él me iba diciendo a lo largo de la narración. Nos sentamos en una alfombra mágica, me puse mi antifaz y le dije:


"Había una vez dos hermanos, niño y niña, que vivían en una casa muy muy grande. Era tan grande la casa donde vivían que ellos se sentían muy pequeños, mucho más de lo que en realidad eran. El hermano, que era el mayor, pensaba que su tamaño era como el de las tazas del desayuno; y la hermanita, más pequeña todavía, era como las tazas del café. Un día, mientras la hermana pequeña jugaba con sus cosas en su enorme habitación vio como la luz de la ventana se iba apagando poco a poco hasta que se hizo de noche. Entonces la niña llamó a su hermano para preguntarle una cosa. El hermano, que estaba en su habitación jugando también, tardó casi media hora en llegar, pues sus piernas eran muy cortas y el pasillo que comunicaba las habitaciones era tan largo como el pan que nos dan cuando no tenemos hambre. Cuando llegó, la niña dijo a su hermano: “No me gusta que se haga de noche. Me da miedo.” El niño dijo a su pequeña hermana: “No te preocupes princesa, yo me quedaré contigo hasta que venga mamá.” Entonces la niña dijo: “¿Por qué se hace de noche? ¿Por qué no puede ser de día siempre?” El hermano puso cara de sabelotodo y contestó: “La culpa de todo la tienen las hadas, ellas preparan el día y también la noche. De hecho hay un país donde nunca es de noche, porque está tan lejos que las hadas no pueden llegar allí con sus alitas pequeñitas.” La niña volvió a preguntar: “¿Cómo de pequeñas son las hadas? Me gustaría verlas para decirles que no me gusta que se haga de noche.” El hermano dijo: “Son muy pequeñas. Tú eres como las tazas del café, y ellas son como los cuadraditos de azúcar que se ponen en la taza. Ahora que lo pienso, nosotros podríamos verlas. Aunque ellas nunca se dejar ver, yo sé dónde viven. Si quieres podríamos ir mañana a verlas.” La niña se ilusionó y dijo saltando de alegría: “Sí, por favor; vamos mañana, hermanito.”


¿Y por qué eran tan pequeños esos niños? – me preguntó el niño de los ojos muy abiertos.



Porque sí – contesté muy convencido – porque todos no somos del mismo tamaño. Continúo con el cuento: Esa noche, la niña no durmió casi nada de la emoción de poder ver a las hadas que causaban el día y la noche. Así que cuando se despertó todavía no había amanecido, y se asomó a la ventana para ver si podía ver como alguna hada quitaba la luna, ponía el sol, pintaba los árboles de verde, los tejados de rojo, pero no pudo ver nada. Todo ocurrió en silencio y tan suavemente que pareció un truco de magia. El hermano mayor, que tampoco había dormido mucho, llegó a su habitación con pegamento en los ojos y los bolsillos del pijama llenos de sueño. Los dos fueron a lavarse la cara con los brillos que el sol hacía en el agua de la pila que había en el patio. Rápidamente tomaron un vaso de leche – con cuidado de no caerse dentro – y salieron a la calle en dirección al parque donde tantas veces iban a jugar a la pelota. El niño llevaba a su hermana de la mano para no perderla y para evitar que se quedase atrás. Llegaron a un punto del parque donde había un arbusto enorme con flores moradas. En el centro del arbusto había un hueco entre dos ramas por donde ellos cabían sin ningún esfuerzo. El niño miró hacia todos lados para asegurarse de que nadie les estaba viendo, y en un segundo, desaparecieron de allí como si el arbusto se los hubiera tragado.


21 comentarios:

El antifaz dijo...

Dedicado a mis hijos que escucharon el cuento con mucha atención, a Oriana (la hija de Kt) porque hace mucho tiempo dije que le escribiría un cuento, a Malena por sus consejos musicales y porque le gustan las hadas, y todos los que fantasean con la realidad como un niño.
Por su longitud, y por no aburrir, lo he dividido en 3 capítulos.

Reina Letizia dijo...

Esta noche les leeré tu cuento a mis Infantitas. El cuento de Caperucita ya lo tienen superado.

Besos de Princesa

Mucha dijo...

Me parece hermoso escribir para los niños aunque este cuento es para nosotros los más grandes , los mas viejos los que tenemos que volver a ser niños para asi arreglar un mundo desparejo

Recomenzar dijo...

Te dejo besos

Clara dijo...

En el fondo todos somos unos niños grandes... tal vez desencantados de la madurez.
Escribí un micro "No consigo recordar que es un hada".

Esperamos pronto la continuación.
Un beso,

Belén dijo...

Escribir un cuento es algo sumamente difícil, a mi me da muchísimo respeto, porque es mezclar moral, diversión y valores...

Besicos

Malena dijo...

Mi querido Antifaz, me hubiera gustado ver la cara de tus hijos cuando les leiste tu cuento. Ya te dije cuando lo leí que es de aquellos cuentos que podrían contar las abuelitas a sus nietos delante de un hogar de leña. Tiene la misma calidez y tú la sensibilidad para poder crearlo.

Gracias por tu dedicatoria y es que es verdad, creo que todavía existen las hadas.

Un beso muy grande.

Borrasca dijo...

Vecino que hermosura!!!!!!!
Aquí tienes a otra niña (yo) pegada a tu cuento; gracias por este maravilloso regalo.

Besos borrascosos

Alimontero dijo...

Hoy me has dado una tremenda y emotiva sorpresa....te gustan los cuentos infantales! es mas... los escribes y los cuentas...eso habla de un hombre de corazón sensible, amoroso, generoso y abierto a lo infinito.
MI padre solia "inventarlos" y recrearlos para nosotros, 4 hermanos, y nos hacia dormir con ellos y siempre eran "continuará" para la otra noche.. no te diré como me ha ayudado en la vida esto de la imaginación....por eso que volar no me cuesta nada!!

Felicidades nuevamente y te deseo lo mejor para esta semana que ya está a horas...


Un beso señor del Antifaz,

Ali

Anónimo dijo...

Hola Antifaz,
Muy bonito tu cuento, es interesante,tienes mucho talento. Gracias por dedicármelo. Voy a esperar para leer los otros capítulos.

¿Me gustaría saber de donde se te ocurrió el tema?

Buenas noches, espero el siguiente capítulo.

Kt. dijo...

.

He leído el cuento con mi hija al lado, a las dos nos encantó la historia y quedamos con preguntas que seguro se irán respondiendo en los siguientes capítulos. Es verdad, hace mucho que me hablaste de este cuento y veo que no lo olvidaste. Lindo gesto. Yo soy de las que fantaseo entre letras... te seguiré en los próximos capítulo.

Un beso, buenas días para ti Anti.

Calle Quimera dijo...

Quizás las únicas verdades estén en los cuentos, en los niños, en los que usan antifaz para poder decirlas en voz alta y clara, sin miedo al ridículo. Quizás necesitemos escuchar cuentos, niños y hombres con antifaz para sacudir de nuestros ojos las "verdades" con que la vida nos bombardea a los adultos y poder adentrarnos en esas otras que nos restan adultez pero nos permiten ser más humanos.

Besos, Antifaz.

Ni te cuento lo que me gustan las hadas... :-)

Sureña dijo...

Me guardo tu cuento para cuando me haga falta... pero con todas sus partes, claro :)

Besos

Mr. TAS dijo...

qué chulo!

Silvia_D dijo...

Precioso cuento... se lo leeré a mis hijos. Gracias, Antifaz, es bellísimo.

Besoss

Syl dijo...

Seguiré esperando las otras partes, que me quedé con ganas de saber también el motivo de las hadas para querer que se haga de noche...

besitos.

Eria.. dijo...

¡Qué bien lo estas escribiendo!,a ver como queda el completo... no me importaria contarselo a mi sobrino. Besitos varios.
(Me encantan los cuentos de fantasia( ya se que es repetitivo jajaj)) Besitos varios.

Anónimo dijo...

Qué belleza... no te acabes.
Besos

Anónimo dijo...

Se me olvido... un beso a tus hijos.

Anónimo dijo...

olvidó :)

mi dijo...

Sigo...