Decía esta mañana (19 de diciembre de 2000) mi compañera Mari Carmen: “Me acuerdo yo cuando Carlos Cano vino a Martos, con aquellos rizos, tan jovencillo... e íbamos todos como el que va al cine, con nuestra bolsa de pipas. Y nos dijo él que o dejábamos las pipas o no escuchaba el tono de la guitarra... Qué lástima”. En su penúltimo disco dice él que la copla viaja por el corazón a la velocidad de la luz y tiene la vigencia de la vida. Verdad es casi todo, excepto que la vigencia abarca más allá de la vida a través del recuerdo. Yo, como él, también tenía una abuela Pepa, y aún la recuerdo (casi a diario) meciendo a mis primos en sus robustos brazos mientras tarareaba las coplas que, seguramente, aprendió de su madre, o de su abuela. Sería esa velocidad la que no aguantó el corazón del cantante; o serían esos ojos verdes los que le atacaron en los puntos vitales como él los llamaba. Ya llora que llora la zarzamora por los rincones. Ya llora el desespero de tu muerte. El año pasado Alberti; este año tú. Se nos están terminando los de tu especie; esos que son rojos y algo más. Nadie perfumaba la alegría o la pena de la pasión como tú. Nadie pinchaba en medio de la conciencia como tú. Si mataron a una dominicana en Madrid, todos lo lamentamos durante uno o dos minutos; pero tú hiciste una canción para que se recordara esa injusticia para siempre. Eres la voz del pueblo en una sola voz.
Te destapas con la verde blanca y verde, dándole a tu patria andaluza la alegría y la esperanza de vivir en paz y en libertad guardada durante tantos años, y te pones a hablar con la boca de todos nosotros, porque dices lo que el andaluz no ha podido decir durante el último medio siglo. Te retratas con la Alhambra a tu espalda, y con el campo sureño, y haces bailar a tu guitarra en medio del pueblo de Cádiz.
El carnaval del 98 fue para Fernando Quiñones, el hombre enamorado de los pescadores. El 99 tuvo que ser para el poeta marinero que desde el Puerto recitó a la paz una vida entera. Y este año, con los ensayos ya avanzados, los autores de las mal llamadas letrillas (porque el diminutivo no hace justicia a tal trabajo) romperán sus plumas construyendo coplas para un coplero. La canción popular, que ha sido tu razón de vivir, será este Febrero que asoma por ahí la alegría de tu recuerdo. Tú decías que un cantautor es un periodista con guitarra; una murga también es un periódico, y este año será tu periódico.
La pasión desatada por el amor o por el desamor es algo que casi siempre es imposible de explicar; pero la copla lo hace de tal manera que te sientes desdichado si no has sido tú el protagonista de esa pasión. El mérito de Carlos Cano no es sólo el habernos explicado el sentir de esta pasión; también está en haberla hecho llegar a una parte de la juventud, y también en enseñarnos que la copla no es un himno nacionalista o franquista, como muchos quisieron hacernos creer, no sé si por ignorancia o por mala fe. Nos cantó la copla republicana, la de nuestras abuelas, la copla que nació libre de ideología, por encima de cualquier bandera. Además nos enseñó, con toda la lógica del mundo, que la esencia de la copla no se localiza en el corazón, sino un par de cuartas más abajo; allí decía él que tenía el corazón la mismísima Lola Flores.
Y ahora, cuando hacía con Mª Dolores Pradera pareja de hecho en su nuevo trabajo, la aorta le arrancó el micrófono, y paralizó Granada entera. Rápidamente se borrará de muchas caras la tristeza de tu muerte, porque no da tiempo a pensar en lo que puede pasar a partir de ahora cuando nadie haga el trabajo que tú estabas haciendo. Ahora nos distraemos con las compras, las luces, falseamos una sonrisa a los demás por la calle y compramos en el Pryca (o como se llame ahora) una cinta de villancicos. Se nos va el siglo XX, el de la revolución tecnológica, el de la revolución del individuo solitario, el de la revolución atómica, el de la revolución de la comodidad egoísta, el de la revolución de la prisa, y tú te vas con él. Sería maligno por nuestra parte encargarte que te llevases todo eso, pero al menos si queremos que nos dejes la revolución constante que supone el escuchar tu cante. Te vas y se nos queda la memoria, como tú dices, sentimental, alegre, republicana, profunda, verdadera como tu mirar, salada como Cádiz, en blanco y negro como Antonio Vargas Heredia o María de la O, mestiza como el pueblo, púrpura como un clavel, como tu corazón abierto por última vez, poeta como Federico... granaina como tú. Cuando Lorca escribió esto seguro que no estaba pensando en ti; pero pensaría en alguien como tú.
“Quiero dormir un rato
un rato
un minuto,
un siglo,
pero que todos sepan que no estoy muerto”.
10 comentarios:
Eso es lo bonito del arte, que siempre estarás ahí vivo, aún cuando todos crean que se ha dormido...
Me encanta el poema de Lorca nene!!! me emociona...muchas gracias!!!!
Besosssss
Un hombre del pueblo y con el pueblo.Precioso artículo.Salud¡¡¡.
Carlos Cano, fue algo más que un cantor. Fue la voz de Andalucía cantando lo que algunos no querían oir. Personas así no morirán nunca.Besos.
Bonito post...se fué el que me hizo sentir la copla como si mi canción se tratara...tuve la suerte de escucharlo en directo...Un abrazo para Carlos y otro para ti
No fue mi cantante favorito; mis gustos musicales viran hacia el rock, el blues, la música celta... Coplas y habaneras no figuran entre mis CDs, pero, ¿sabes? Cuando Carlos Cano aparecía en la tele, escuchaba coplas y habaneras. Ha sido el único ante el que me he quedado absorta, oyendo ese tipo de música. Yo soy andaluza, y Cano era de esos artistas que me hacían sentirme más orgullosa si cabe de ser sureña.
Nunca se muere alguien como Carlos Cano, solo deja descansar su garganta..
Bellísimo post, Antifaz. Un beso.
He leído el artículo que linkeabas sobre el Che... Tremendo. Y más tremendos algunos comentarios denostando su figura..
Carlos Cano es de esos cantantes que hay que escucharlos no con un paquete de pipas, sino con una copa de tranqulidad bien agarrada entre las dos manos y bebérsela a tragos cortitos, sin prisas y bien saboreados, esa copa, como la de su arte y como la del tuyo, va cogiendo solera con el paso de tiempo.
Un beso
Precioso Anti... tuve el privilegio de verlo actuar en directo. Su muerte fue puñalada directa al corazón de todos los que le admirábamos.
Un beso (estás mejor?)
Granada en su corazón, Cadiz en su guitarra y su compás,y por el mundo paseaba con Andalucía de la mano a la que piropeaba en su copla. Cada vez se pierden mas talentos que no encuentran sustituto.
Un abrazo.
Desde Sevilla.
Canciones de él en la memoría de todos.
Una voz a veces es el estandarte de un pueblo.
Besitos Antifaz
Que os puedo decir... que fue libre, y que aun lo es.
Gracias por pasar por aquí, incluso a los que no dejáis huella escrita, incluso a los anónimos (que me dejan imaginando el nombre). A los de siempre: Avalon y Etinarcadia, Belén, Malena, Manuel, Calma, Elisa, Darilea... Carlos Cano...
Un beso.
Publicar un comentario