Bolero

BOLERO - Ravel - Ravel


Dale al play. Aunque yo escriba deprisa, lee despacio. Tómate 15 minutos para leer esto. Si no los tienes, ve a otro sitio; si no los tienes no merece la pena escuchar a un demente in crescendo. Voy a repetir una docena de veces la misma melodía sin repetir las palabras, como aquel loco. Pero no soy yo quien habla, sino la música; y entre los dos surgirán fuegos artificiales que no se ven sino te bebes la cadencia hasta la embriaguez. Voy a salir a lavar el coche con el perfume de una noche imposible de verano. La alfombra de ritornellos me irá marcando los pasos. Lee despacio. Te estuvo hablando la flauta sobre la suavidad de esta noche recién nacida y no la escuchaste.

El clarinete contesta con otra pregunta sobre la magia que ocurre cuando la luz se va perdiendo en suspiros y queda la luna a solas, con un antifaz de nubes, susurrando esta cadencia de sueño tranquilo, esta paz muda del bosque al que todavía no se le ha secado la pintura negra, estos lunares de ceniza en la cara del cielo, esa ciudad lejana que proyecta al infinito una aureola dorada. Se encienden las velas romanas para alumbrar mi momento; digamos, mi bolero. Lee despacio.



Aparece una voz que replica, que aporta un latido más a esta noche donde las tripas mandan. Un fagot saluda y se dispone a contemplar tus pensamientos sentado a tu lado. Te das cuenta de que eras tú quien esperabas el sonido, de que no es un producto de tu imaginación, de que esa calma inicial no es otra cosa que la expectativa de una revolución de sensaciones nuevas, y aunque el fagot parece más cuerdo que otra cosa, alguien más en este paisaje le hará enloquecer. Tienes compañía, lo que no tienes es prisa.

Requintos casi chillones se burlan del fagot y su grave timidez. Le imitan, le parodian, repiten con sorna sus oraciones y te dibujan de forma natural una sonrisa. Si la risa estalla, es que la mecha del primer cohete está encendida. No te pongas nervioso. Esto era lo que esperabas. Fuego y música. Fuego y risa. Vamos a seguir. Si acabaste antes que la música, espera; respira y haz coincidir el párrafo con la siguiente estrofa.


Empieza de nuevo a anochecer. El proceso se repite. El oboe es un ser solitario pero no triste, además en la alfombra de hojas secas suenan pellizcos de violines, como caricias. Este anochecer es más estival que el de hace cinco minutos, más acalorado, más hecho a viajar a la noche. Surgen en vertical soplidos de fuego blanco. Te creces. Ensanchas el pecho de orgullo íntimo. No te dejes llevar por la inquietud porque no sabes lo que te espera por mucho que lo imagines. Lee despacio.

También sale un imitador de esta segunda oscuridad. Una trompeta sorda con ganas de resaltar lo agradable del silencio, de que disfrutes el momento, de que dejes a los sentidos confundirse y no sepas si no se oye porque no hay luz o es que no se ve porque nadie dice nada excepto la respiración. Escucha que la orquesta llega sin prisa, descalza, va tomando posiciones en el escenario de tus dedos, de tu estómago, de tu lengua que tanto desafinó otras veces. Te estás comiendo las palabras de la impaciencia. Te lo repito: es de noche, lee despacio.

Una pareja pasea por entre las piedras. Los he descubierto por casualidad, pero no dejaré que me vean. Él tiene voz de saxo tenor, grave pero melosa, la espalda ancha; canta lo mismo que los demás elementos de la naturaleza pero con barba de dos días, y le canta a ella. En este caso soy intruso de este anochecer, y estoy celoso de no ser un saxo tenor, aunque he venido aquí a ver una docena de anocheceres y a contaros cómo son. Él pretende hablarle al oído, ella no había venido a hablar.



Ella es un saxo soprano de suave voz y estampa misteriosa. Esconde la cara detrás de su pelo negro. Quizá anocheció a causa de su presencia. Sus labios son dos torbellinos rojos con los que inventaron una vez el fuego. Camina tan despacio que ralentiza el tiempo. Mira tan fuerte que tiemblan los pies, que emborracha hasta el dolor de hígado. Pero es fugaz como esta noche corta que volverá otra vez hasta que yo entienda qué significa la palabra noche. Así es difícil leer despacio, lo sé.

Supongo que esto es un anochecer nuevo. Más dinámico. Dos flautines, una trompa y una celesta componen la ausencia de sol esta vez. No podía ser otra cosa que una celesta para oscurecer el cielo. Hablan las plantas negras, las nubes blancas. Es una invasión ágil de cambios de color, de ruidos nocturnos recién desenvueltos, de aromas que sólo la noche puede oler. Los ojos de la noche se van abriendo poco a poco en cada estrella, y te miran. Coño, está anocheciendo para ti.

Por si no te has enterado te lo repito. Esta vez con dos oboes y dos clarinetes. Te lo repito más fuerte. La sinfonía es una vitamina a estas horas en las que el reloj busca una almohada. Y cuidado, porque si pisas el suelo sonarán entre las hojas ráfagas de trompetas. Todo encaja perfectamente. Eres un director de orquesta magnífico. Hace un par de tardes tenías frío y ahora te sobra la camisa. Huele a madera. Es el viento el que te despeina con sus dedos suaves, largos, perfumados. Dicen los ignorantes que la perfección no existe. Los sabios callan.















El trombón es un búho en una rama de tus pensamientos. No dejes que te intimide. Su voz silencia el resto. Parece que te denuncia, te culpa de haber querido que hoy anocheciera tantas veces seguidas. No tengas miedo. No le escuches. Tú no te escondes, y él sí lo hace. Se oye pero no enseña el dedo acusador. Olvida los búhos. Si quieres lanza hilos de fuego a su guarida y volará a otro bosque más débil, porque tú ahora eres fuerte, eres tú. Si tú quieres, empezamos otra vez.
¿Lo ves? Llegaron las cuerdas tercera y quinta como un desfile inaugural de esta noche. Para decirte que esto es una celebración. Que no esperes a que mañana anochezca otra vez. Tómate ésta como la última. Es la única forma de vivirla como se merece. Ahora puedes seguir hablando entre los instrumentos, mirando los fuegos artificiales que imitan a las galaxias. Tú eres el único público que este espectáculo tiene hoy, y no necesitas entrada, porque ya no vendrá nadie más. Esto es sólo para ti. Descálzate.

No puedes dormirte. Ahora no. Mira esto: la caja golpea con más fuerza y se acompaña de algunas estrellas de viento. La melodía de ahora es un conjunto de cinco fuerzas. Es así. La música te pisa más fuerte, te despierta, y proyecta la película de tus sueños en el cristal del cielo. Es como poner iluminación musical a la noche. Es como si tu sombra se hubiera ido a dormir para dejarte acariciar por los aullidos de un perro pregonero de esos contornos. Tu sombra o tu conciencia, no sé. Tienes un nuevo sabor en la boca. Ahora sobran palabras y falta melodía.
















A las terceras y quintas de anoche se le suma una constelación de violines plateados que son gritos noctámbulos y susurros grises; es una mezcla que acelera las pulsaciones. Estás averiguando cómo anochece y sientes que se te desatan las manos y se relajan todos los músculos de tu cuerpo excepto los culpables de la alegría. Hacía mucho que no te sentías así. Parte de la naturaleza. Los pisotones de la percusión queman las civilizaciones, las economías y todo lo que conllevan. Ahora eso no te importa. Ya sabes anochecer.

Si se oyen pasos déjalos pasar. Son trompetas que abren las puertas del cielo antes de las galas nocturnas de ángeles y demonios. En tantas fiestas has estado con tanta gente que ahora no vas a dejar pasar a un grupo de invisibles ruidosos que levantan el polvo del suelo con el volumen de la música. Pasad. Bailad. Cantad. Desobedeced a vuestro padre. Haced algo ilegal. Hoy invito yo. Tengo el alma sudando y la garganta seca. Qué noche. Cualquiera lee ahora despacio.


















Una bailarina contratada por el diablo que llevas dentro se te acerca con la boca entreabierta y te susurra al odio palabras que no se oyen con la música tan alta, pero que suenan a deseo. Se aleja, se acerca. Juega contigo mientras baila este son de color árabe, andaluz, de mirada profunda al fin y al cabo. Te dejas llevar de nuevo y nada te molesta, ni el frío ni el calor. Te invade el ruido que viene de ese cráter misterioso que es anochecer. Dime algo más pero calla. Los ritornellos son ahora la obra musical, y la partitura completa una noche exagerada.

Esta es la última vez que verás la noche. Ya sabes cómo es. Eso pensabas. La constelación completa de instrumentos entra en acción desde el cielo hasta ti. Van dirigidos por tres trompetas y una cuerda de violines. Lo que te decía: música celestial. Tienes la sensación de haber muerto tantas veces que mereces una resurrección de vez en cuando. La luna se llena de música y cada cohete es como encender todas las estrellas a la vez. Esto no es poesía ni metáfora ni intimidad ni nada. Esto es una locura.

¡Ah! Faltaba una trompeta más. La que desata la impaciencia impaciente, la indecencia indecente. La que te hace sentir que tu piel de serpiente se cambia por una nueva. La que te rompe la boca como si fuera de hojaldre. La que por fin envía aire sin viciar para que construyas edificios de aliento ardiendo. La que te invita a caminar sobre un precipicio que tantas veces has visto y que ahora sabes cómo hacer florecer hasta en sus rocas.

Se acabó. La orquesta se modula. La luna se sube a la última octava del cielo. Y llega el acorde final. Un acorde donde la noche acaba. Te lo decía yo: para explicar cosas sencillas no hacen falta palabras complicadas. Has hecho que el anochecer sea tan bonito, que acaba de amanecer en ti. Derrumbe final del Bolero… La locura es algo que los cuerdos sólo podéis imaginar.

28 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo mejor es la bailarina. Ojalá fuera yo. Bailo de lujo.

Besos de Princesa

mi dijo...

Sin duda vivo contigo.
En la música.
Qué belleza....
Bacio

Silvia_D dijo...

Increíble, has sabido plasmar la música en tus letras y me ha llegado y llenado de sentimiento, felicidades, es un precioso bolero, una maravilla, gracias por tus letras.

Besos

Belén dijo...

Recuerdo muchas tardes de domingo, que mi padre ponía el bolero porque le encantaba!

Besicos

Anónimo dijo...

¿Pensaría eso Maurice Ravel cuando componía su Bolero?

Muy bueno. No es la letra de una música, es la música hecha letra.

Palmoba dijo...

Muerta.
Otra vez sin palabras.
Y aunque me lo se casi de memoria con semejante descripción adquiere más significados y más prespectivas, ahora entre otras, se que un matiz que pasea sobre el bolero de ravel serás tu.

Que nunca se canse el caballo mágico de la locura hermosa que es mi vida.

Anónimo dijo...

Señor paseo y magistral, has hecho por todos y cada uno de los elementos que producen esas sintonías que nos acompañan, nos hacen a veces temblar, a veces soñar, a veces reir...has sumado a eso la via lactea y todo ello impregnado del Bolero, porque ya no hace falta decir de Ravel, éste ya es el bolero y a partir de ahora cada vez que lo escuche, seguro seguro pienso en ti... Casualmente anoche estuve viendo y escuchando un concierto de Andre Rieu donde el Bolero me hizo estremecer por(...)vez.
Te has salido en este post amigo... una pasada.
Abrazos y admiración

Elisa dijo...

Al fundir tus dos grandes pasiones: palabras y notas, escritura y música has conseguido una Fantasía,-¿recuerdas la película de Disney? - una fantasía que dispara la imaginación, la eleva y la hace explotar en miles de luces de todos los colores.

Quien no te regale y se regale estos quince minutos, no sólo carece de sensibilidad , si no, lo que es peor, se va a peder una auténtica delicatessen...

Un beso

Anónimo dijo...

Pero bueno chaval....! Menudo experimento de la hotia... Qué genialidad!!!! No sé si has creado un ensayo, un relato, un documental, un poema musical, un bolero en verso...En cualquier caso fantástico.

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

y la cordura es la locura con antifaz... original.. pusiste letra a un baile sin fin...abrazos...

ЖΔЯIΔ dijo...

Quien es ese fagot que con su grave timidez me hará compañía en este viaje ?
Girar y girar suavemente haciendo revolotear a mi alrededor las hojas secas que los violines han dejado a su paso
No te oigo porque no te veo y no te veo porque no hablas
Siii huele a madera Es el aroma de de Pino que esparce sus agujas cuando el viento despeina nuestras cabelleras
Empecemos otra vez! Celebremos!
Es mi sombra y mi conciencia que al irse me ha liberado, dejándome en la boca el sabor de castañas asadas y permitiendo que en mis ojos brillen chispoteantes ascuas de una hoguera encendida entre acordes alrededor de la cual bailan ellos, Bailo yo! Baila conmigo !!! Hasta que crucemos el abismo y recobremos poco a poco el aliento.
Me encanto! Y ese es un bolero espectacular Gracias por el paseo!
Bechos

Malena dijo...

Me he sentido identificada contigo, Antifaz, a veces me he dejado llevar por todas las sensaciones que me produce una melodía. Es volar entre corcheas y semicorcheas, es volar por encima de un mundo que no entiendes, es hacer vivir y revivir recuerdos, es ser voyeur de momentos irrepetibles.

Es una maravilla lo que has escrito, Antifaz, y lo he leído con calma, saboreando estas palabras que han salido directas de tu corazón.

Te he imaginado como el director de esa orquesta que se sumerge en la música y la goza en todos los poros de su piel. Es una gran obra, señor director. Su obra.

Mil besos unidos a mi admiración.

Calle Quimera dijo...

Una noche mágica, en que la vida se ha ido haciendo notas musicales que estallaban en fuegos de artificios al ser interpretadas por cada instrumento.

Si usara sombrero me lo quitaría y lo pondría a tus pies, Antifaz, esta vez te has superado a ti mismo. Y mira que tenías el listón alto...

Besos.

¿La locura es magia..?

Jesús dijo...

La locura de dejarse llevar por la música,
el tiempo,
el viento...

Es difícil ser un poco loco
pero vital.
Un abrazo.

María dijo...

La música es vida y sentir,
es bailar y soñar,
es locura y sensación.

Maravilloso bolero envuelto en tus palabras, gracias por compartirlo.

Un beso.

Syl dijo...

Joder...Antifaz, cada día me sorprendes más!!!...qué bueno!!!

me hiciste sentir dentro de la canción y encima llevaba los auriculares a tope de fuertes...y leí, flipando en colores...

flipando con fuegos artimusicales!!!

Besitos.

Ps: cada uno barre pa casa...a mi me han encantado el saxo tenor y la saxo soprano.
Fdo: la lisa simpson.

mi dijo...

Vine por 15 minutos mas.

MORGANA dijo...

He dado al play, y sólo he podido escuchar tus palabras, (a mi no me funciona el sonido, no sé por qué) pero creeme si te digo, que no ha hecho falta, como conozco la pieza musical acompañada por las notas que has sabido muy bien plamar, maravilloso, sencillamente, maravilloso.

Sureña dijo...

¿Puedo volver a leerlo muchas más veces?... :)

Besicos

Jackie dijo...

Has hecho que el anochecer sea tan bonito, que acaba de amanecer en ti.




Gracias ♥

Mariel Ramírez Barrios dijo...

HE LEÍDO DESPACIO
ES LO MÌNIMO QUE SE PUEDE HACER ANTE UNA OBRA DE ARTE
DISFRUTARLA
SABOREARLA DESPACIO
PERO ENTRE PÀRRAFO Y PÀRRAFO NO HE PODIDO EVITA CERRAR LOS OJOS
E INUNDADA DE RAVEL
SENTIR A JORGE DOHN BAILÀNDO SU BOLERO EN MI SALÒN,PARA MÌ SOLA.
APLAUDO A MORIR.

Plasoaris dijo...

Antifazz he oido el bolero unas pocas veces e incluso en alguna ocasión he tenido la oportunidad de interpretarlo, pero esta nueva forma de saborearlo ha sido simplemente genial.

Un saludo.

Carlos Lucero dijo...

genial
seguirte...

Mr. TAS dijo...

el bolero de Ravel, para mi, ha sido lo más erótico que se acompuesto jamás en la historia de música... (bueno, exageraciones aparte... xd)

Svor dijo...

Antifaz, los cohetes me han despeinado un poco.
Era tiempo ya que me pasara con o sin máscaras.

Recomenzar dijo...

Gracias y besos de jueves para vos

María dijo...

Antifaz:

Te deseo una feliz tarde, esperando volver a leer un nuevo post.

Un beso.

Calle Quimera dijo...

Estoy alucinado.Una cosa tan grande prefiero dejarla reposar en mi interior.TE SALES.SALUD¡¡¡.