El examen final

Estamos nadando en estas aguas que fluyen entre la corriente invernal, ya guardada en el cajón de los buenos y malos recuerdos, y la estival, la que promete buenos tiempos y que luego nos traiciona. Así, en esta primavera con poca alergia y muchas flores, nos ambientamos en bodas, bautizos, comuniones y demás festivales familiares donde los pobres estrenan ropa nueva y los ricos acuden con la misma corbata de siempre. Menuda distracción para los estudiantes. Ellos, mi primo el de Sevilla y alguna amiguita nueva de Almería, por poner dos ejemplos, inundan sus sentidos de papeles, apuntes, fotocopias, páginas web milagrosas y todo lo que sea susceptible de caer en el examen final. Alquilada la isla del estudio, se concentran en sus temas desde los que desconectan del mundo real: durante estos días no hay muertos en Irak, ni manifestaciones de ETA, ni mamá te dice – aunque te lo diga no la oyes – que tienes que tomar leche; que es muy importante para ti.

Recuerdo que parí mi blog diciendo que me sentía como cuando no había estudiado lo suficiente para un examen. Lo que ocurre es que este examen no era un final para mí, sino un medio; es decir, que no tengo miedo al suspenso. Tomarse la vida como un examen final puede ser contraproducente, porque cada cosa que haces tiene que salir bien por cojones. ¿Cómo sabes si ha salido bien? ¿Quién es el profesor que te corrige los fallos? ¿A quién reclamas si no te sientes satisfecho con la nota? Tomarse la vida como un examen final es un error, porque de errores es de lo que vivimos, y no de aciertos. De los aciertos no aprendemos; nos dan un sabor dulce, victorioso y nos elevan más alto de la cuenta. De los errores, de tantos y tantos, sí podemos sacar jugo. Además, a estas alturas, si suspendemos, nos presentamos a la próxima convocatoria, donde la lección está más que aprendida.

Los nervios del examen, para el examen; para todo lo demás: tranquilidad (mira quién fue a hablar). Mientras el personal de abordo engulle menús de boda, bautizo o comunión, vosotros estudiáis; y yo, que ya suspendí todo lo que tenía que suspender, este fin de semana estuve pintando de azul y blanco mi paisaje marino a mil kilómetros de la playa. Suerte.

13 comentarios:

Coblenza dijo...

Gracias,

nuevamente.

Por el matiz de los exámenes finales. Y por la suerte. Eres sencillo. Tu familia tiene que estar orgullosa de tí.


De la mía yo tampoco me puedo quejar.

Y exámenes siempre hay, hasta para elegir el mercadona de turno.

O una simple canción. Es un remate final de un examen.
Yo ahora escucho a Sting (su significado en español es "aguijón") -curioso ¿verdad?-

con su música de antaño "Fragile".

Pero me evade a lo más recóndito a buscarme todo lo que tengo y llevo dentro y concentrarme en un determinado punto. Ese interior que todos llevamos dentro. Y que pulimos fraccionadamente.

Los exámenes finales no son dañinos, lo dañino son los juicios finales. Esos que va desmembrando los núcleos de uno mismo.

Un abrazo,

Yo.

Nuria dijo...

Yo también quiero desear suerte o "mucha mierda" a todos los estudiantes.
Dicen que la vida de estudiante es la mejor; si no hubiera exámenes y ganaras algún dinerillo yo estaría de acuerdo.
Yo éste año me siente casi como los estudiantes, me falta poco más de un mes para pasar una gran prueba y comenzar un nuevo año en el que aprender muchas cosas.

Suerte a todos y ánimo, es el último empujón...

elbuenaviador dijo...

Pues yo creo que las cosas no se pueden enfocar como un examen final.
Esos nervios absurdos, como si todo fuera definitivo...ufff, no lo quiero ni recordar. Vale que te pongas intranquilo ante una prueba en la que si la superas, las cosas pueden cambiar definitivamente o en algún aspecto. Pero nada es definitivo y tampoco para siempre.
Después de una prueba viene otra, y después otra...como dice la Rosa del punto: esto es un campo de batalla, tras una llega la otra -independientemente de que ganes o pierdas-.
Saludos aéreos

Anónimo dijo...

Cuando llegan los exámenes finales, los nervios hay que pasarlos ¡que me lo digan a mí y a mi compañera de aquellos años, la tila!
A pesar de eso siempre deseé ser de profesión estudiante: estudiar por estudiar.
Estudiar Biblioteconomía y ser ratón de biblioteca.
Estudiar Restauración y hacer que las obras de arte recobren vida.
Estudiar Hispánicas y leer, leer, leer.
Estudiar...
Al final opté como la mayoría, por la carrera de la vida, no sé si obtendré los créditos suficientes para sacármela, de momento intento hacer los trabajos que me ponen mis tres profes: la filósofa de los argumentos y contra-argumentos, el psicólogo loco y bajito y el doctor del corazón…Si alguien conoce una buena página web en donde vengan los resultados que me los chive, por favor.

Manolo dijo...

Inevitablemente tengo que hacer alusión al carnaval. Los momentos previos antes de que se levante el telón son como si te estuvieran entregando el examen. Te sientes nervioso y algún momento puntual algo inseguro pues no sabes si te has aprendido bien la lección. Empieza el examen cuando se alza el telón y entonces te viene todo lo estudiado como un torrente. Se cierra el telón y acabas el examen, satisfecho y esperando una buena nota. Y el momento del veredicto del jurado es como cuando te acercas al tablón para ver qué resultado ha tenido tu examen. Nervios, nervios y más nervios, y sólo te sientes realmente feliz y contento cuando te dan un sobresaliente.

Y con todo este ladrillo me he acordado de que ésta semana no hemos recibido aún el artículo del antifaz y hay gente esperando. Así que ya sabes que esta semana te queda una asignatura pendiente.

El antifaz dijo...

En dos horas habéis soltado 5 comentarios... y todavía estoy pensando qué contestar.
COBLENZA Y ELBUENAVIADOR: a propósito de lo que los demás juzgan y de que nada es tan importante ni definitivo... ¿qué sé yo lo que tengo que hacer?. Os dejo un fragmento de un libro: "La insoportable levedad del ser" de Milan Kundera:

"(...)Sabina sentía a su alrededor el vacío. Pero ¿ qué sucedería si
ese vacío fuese precisamente el objetivo de todas sus traiciones?

Por supuesto, hasta ahora no había sido consciente de ello: el
objetivo hacia el cual se precipita el hombre queda siempre velado.

La muchacha que desea algo totalmente desconocido para ella.
El joven que persigue la gloria no sabe qué es la gloria. Aquello que
otorga sentido a nuestra actuación es siempre algo totalmente
desconocido para nosotros.
Sabina tampoco sabía qué objetivo se ocultaba tras su deseo de traicionar.
¿Es un objetivo la insoportable levedad del ser?

El antifaz dijo...

NURIA: Sí que es importante tu examen de este año; pero mejor preparada que tú estás, dudo yo que haya muchas. Además: el aprobado luego dura toda la vida.
Un beso y gracias por venir por aquí. Me gustó mucho.

ELISA: Ya sabes que estoy perdido en la misma filosofía y sicología que tú. Del doctor te puedo decir que más que doctor es un loquero contagiado por sus pacientes. Nunca dejes como perdida ninguna de tus vocaciones... nunca se sabe... puede que mañana pienses de otra forma y decidas también ser tú. Un beso filósofo y sonriente y otro sicológico y babeao.

MANUEL JESUS DE LOS DOLORES Y DEL PERPETUO SOCORRO DE LA SANTISIMA TRINIDAD: ¿qué te digo yo del Carnaval hijo mío? Que me gustaría presentarme a ese examen... llevo tanto tiempo estudiando... Y llevas razón; esta semana fallé: os envío algo lo antes posible. Gracias. Un abrazo.

Kt. dijo...

La victoria te da vanidad y los errores humildad, pero que bien equilibrio que hacen... Una dosis exacta de cada uno es lo que me permite darme cuenta que soy una aprendíz en cualquier materia! Cuando me afano por obtener la mejor calificación porque creo saberlo todo, una luz de razón me dice que todavía me falta mucho para ser mención honorífica...
Sigo estudiando... sigo estudiando... Tal vez algún día lo logre...
BESOS muchos familiares! Buenas noches ANTY (de cariño)...

Anónimo dijo...

De nuevo me sorprendes con una reflexión profunda, con una asignatura que no se imparte en ninguna escuela ni universidad.
El hecho de si hay que tomarse la vida como un exámen final o no.
Estoy de acuerdo en que es contraproducente e incluso absurdo tomársela así por norma general (tranquilidad, aunque yo también soy bastante agonías y con frecuencia, me ahogo en un vaso de agua). Aunque, a veces, por contraproducente que pueda resultar, no nos queda más remedio que tomarse ciertas parcelas de la vida como si fueran un exámen final, aunque tu respuesta no te garantice ni siquiera el aprobado raspado.
Por otra parte, no creo que ni tú, ni nadie, haya suspendido ya todo lo que tenía que suspender, ni sacado todos los Sobresalientes posibles. En tu caso, opino que hay más Sobresalientes que suspensos, y los que queden por venir, yo me quedo con eso, con los Sobresalientes del Antifaz. Pero también me quedo con la esperanza de que algún día te examines de esa asignatura pendiente carnavalera para disfute de los que te seguimos.

Besos

El antifaz dijo...

Kt.: El equilibrio es siempre difícil de encontrar. De victorias y derrotas (como ya dijo El buen aviador) hablamos la semana que viene... Un beso derrotista (ya ganaremos).

ALMUDENA: El sobresaliente que me das me sabe a pan-tomaca !qué rico! Gracias niña por venir otra vez. Un petó.

elbuenaviador dijo...

Qué grande Kundera, qué grande Tomás y Teresa...y cuánto se aprende de Sabina.

logansanz dijo...

El examen de la vida es el más complicado y más largo, pues lo tenemos para toda la vida y en muchas ocasiones nos examinamos con miedo y mucho recelo, pero la asignatura por excelencia es la de los bajitos como los llamais vostros o futuros delincuentes como los llamo yo (ya se que es un poco esagerado pero...)

Y de los otros examenes, normalmente no solía ponerme nervioso por no haber estudiado lo suficiente, simplemente no estudiaba, pero como se suele decir "a la vejez viruela" y ahora estudio más cada dia, que en toda mi vida de estudiante.

El antifaz dijo...

LOGANSANZ: Nos examinamos con miedo porque pensamos precisamente que es un exámen final. Que todo a partir de ese exámen es definitivo; que no hay vuelta atrás. Vamos, que tenemos que ser perfectos por cojones.. y no es así. Nos equivocamos, y por suerte, podemos rectificar.
Gracias por venir. Un abrazo.