El hechizo

Este es un post dedicado a Coblenza, por su templanza, por su experiencia, por su ciencia, por su sapiencia... por ser Coblenza. Gracias.

Había una vez un brujo que nunca dejaba ver su verdadera cara. Era un brujo de los de verdad; de los que embrujan. Con su esperpéntica nariz aguileña asustaba a las niñas (y a las no tan niñas); y con sus ojos, capaces de leer hasta el rincón más escondido del alma, las ponía en evidencia; pero sólo ante ellas mismas. Con delicadeza, con eterna lentitud, las hechizaba.

Se vio empujado a aprender las artes y mecanismos del hechizo a raíz de un abandono amoroso que sufrió hace ya 800 años. De sus antepasados, recibió como única herencia una espada y un escudo, que eran más moriscos que morunos y más conversos que cristianos. Roto de amor, se decidió a vender sus armas – de nada le servirían – y en uno de tantos mercados ambulantes que recorría, bajo la muralla de un castillo ya conquistado en otra guerra, acordó un trueque con un árabe que le dio una bola de cristal y un libro.

Más de mil veces giró la luna alrededor de su cabeza mientras él se entregaba al estudio y, más tarde, a la confección de nuevos hechizos. Cuando por fin estuvo preparado se decidió a buscar a una mujer que confirmase que el esfuerzo realizado había merecido la pena. Un día creyó haberla encontrado, más bien por trabajos que achacamos a la casualidad que por otros por los que es destino se esfuerza, y comenzó a mirarla de aquella secreta manera que el libro explicaba; pero mientras la miraba, la veía: jugaban los dedos con el final de su pelo, que era el reflejo de un pozo sin fondo. Torcía levemente el cuello en señal de coqueteo mientras sonreía sólo con la mitad de su boca. Y con sus misteriosos ojos entreabiertos dejó escapar la luz suficiente para dar una voltereta al hechicero, y dejarlo, a él y a su pretensión, hechizados.

El hechicero hechizado sucumbió ante la que, en un principio, iba a ser su examen final. Asustado, se alejó de ella, pero aun estando lejos, la veía en su bola de cristal. Su historia duró todo lo que la hechicera sin estudios quiso. El último día, justo delante de un beso de despedida, le dijo: “A ver brujo mío. Para deshacer el hechizo antes de que me vaya, dime qué quieres ser cuando salgas de mis ojos”. El brujo no sabía qué contestar, pues, cualquier elección le dejaría sin su compañía, sin su hechizo eterno que secaba su boca de miedo. Al fin contestó: “Quiero ser un árbol”. La muchacha preguntó que por qué no prefería ser un valiente soldado para luchar por su amor, por ejemplo. El le dijo:
“No tengo espada ni escudo. No hay batalla que librar. La única forma de que seas tú la que caigas en mi hechizo es esta: te abrazaré con mis ramas, te cubriré con mis hojas y con la inagotable savia que llevaré dentro, escribiré un cuento para tí cada vez que vengas a mirarme. Llévate la bola de cristal y verás mis ojos en frente de tí cada vez que quieras. Pero vete ya, que mis pies ya están abriéndose paso entre la tierra para enraizarse.” Y, claro está, el hechizo duró para siempre.

Niña, ¿tú cuando ves un árbol no lo escuchas? Asómate a la bola de cristal, pero con cuidado, o te puedes encontrar mi verdadera cara.

15 comentarios:

Coblenza dijo...

Gracias Antifaz,

el cuento es una fabula fantástica, tiene sin duda la nota de humor que un andaluz podría darle con su color. O brillo.

Me ha encantado. Tienes un espíritu jovial. Te recorre por los brazos. Y tu estás deseando hacerte mayor para salir del hechizo. (Anda que no).
Pero es lo que tienen los árboles, son legendarios.
Y la cara del brujo, estará siempre ahí, mírale...sisisisisi.

pd. Al final te harás un contador de cuentos fabuloso. ¿No lo has pensado?
Yo tengo un amigo que cuenta cuentos. Y lo hace muy bien. Embobada me deja cuándo le escucho contarles a los niños del Retiro un cuento. Es increíble, captador de caritas -si les vieras-, dulces boquitas, a medio abrir, con los ojos expectantes. Algunos críos parecen pensar -y éste señor, que raro y divertido es-.

Besus.

;)

El antifaz dijo...

Hola Coblenza. La verdad es que sí que me gustaría ser contador de cuentos. Este tipo de fantasías tienen mucho más recorrido en los niños. Cuando por la noche leo un cuento a Marta, y veo que ella se queda así con la boquita medio abierta... que momento!
Lo dicho, a seguir bien.
Besos.

Anónimo dijo...

Lo vamos a comprobar, he tenido una idea, dame un par de días...

Besillos

Manuel de la Rosa -tuccitano- dijo...

a mi el que me daba realmente miedo por las noches era el tio del saco, pero sabía que pared con pared habitaba mi hada madrina dispuesta en cualquier momento a despertar de su ligero encuentro con Morfeo y a decirme "hijo no pasa nada, mamá está aqui"
Besos a todos.

Kt. dijo...

** Ey! que alos grandecitos también nos gustan los cuentos! y contados desde tus líneas se leen muy bien...

** ANTI (que ya no hay respeto y te llamo cortito jajaja, que tu no actualices muy a menudo tu blog no quiere decir que yo no lo haga jajaja cuando quieras te pasa por mi morada y te lees mis post y así no llegas tarde como en el último jajaja... Yo igual me vengo todos los días a ver que nos has dejado!.

** Ah que ya te leí en el blog de AMOR, ¿Te fijaste que es muy buena la introdución de la novela?... A veces no me fijo que me has respondido en entradas anteriores!...

** Ah manuel! que cobardon eras jajaja.... Besos pa todos!

Anónimo dijo...

Un cuento precioso, Antifaz. Me recuerda un poco a algunos relatos de la literatura Artúrica de los que tanto disfrutaba en la facultad.
Me vas a permitir que haga un poco mío también el árbol en el que se convierte el hechicero hechizado, pues todos desearíamos tener alguna vez en la vida un árbol protector que nos quiera y nos cuide de esa manera.
Elisa:
Me tienes en ascuas, ya explicarás...
Besillos marteños

Carmen Palacio dijo...

Me ha encantado el cuento, yo recuerdo que cuando niña mi madre tenía un compañero en la facultad que era profesor de Literatura, era una enciclopedia andante, me encantaba que mi madre me llevara al trabajo para oirle hablar, yo decía que cuando fuera mayor quería casarme con él. Este señor faltó pero tuve la suerte de enterarme que estaba muy enfermo y le llamamos, su señora luego nos contó que nuestra llamada le produjo la última sonrisa. Antifaz muchos más como este. Gracias

El antifaz dijo...

Bueno mis niñas van apareciendo, casi todas.

Kt.: Si me llamas ANTI, te puedo responder ¿anti qué?. Normalmente en mi blog entran dos post por semana, uno el que publico en la revista del sitio donde vivo, y otro distinto. Besos sonrientes como tú... también hechizas.

Almudena: Gracies per venir per aqui. M'agrada saber que Barcelona és més a prop del que sembla. Petons.

Carmen: Os escribo a estas horas porque vosotras sois las que me provocáis la última sonrisa del día. Mañana más. Un besito sabrosón.

Kt. dijo...

Anti de cariño y la mala costumbre de cortar los nombres, anti de más nada!...
Uhmmm que bueno que me aclaras lo de los dos post por semana! Así que me disfrutaré uno a uno con calma, para digerirlo hasta el próximo!...
Bah.. Quiero mássssss... JAJAJA
No me he fijado si haces enlace a la revista que me dices pero ya hecho un vistazo!
Besossss muchos por la madrugada!

Anónimo dijo...

¡Oh, aquesta si que es una sorpresa! Sabìa que parlabas i entenìas el catalá gaire be. Ho que no sabìa es que a més a més ho sapigueses escriure.
Ja saps casi més que jo mateixa.

¿Per cuán un compte en catalá?
Petonets dolços

Anónimo dijo...

Perdón, me equivoqué de botón al soltar mi anterior comenterio, aunque está bastante claro quien es el anónimo que contesta en catalán no?

El antifaz dijo...

Kt.: Yo no puedo acortar más tu nombre para que sea más cariñoso. ¿quieres más? Yo también. hay una canción que me acabas de recordar que dice justamente eso... siempre quiero más. Un beso veneciano (etimológico y cariñoso).

Almudena: saps? M'agrada el català. No sé tant com sembla; existeixen traductors que ajuden. Espero millorar en el futur. I, de veritat, encara que sigui repetició, sentir que Barcelona és més a prop. Petons.

Kt. dijo...

ANTIFAZ: bien recibido los besos y es que ya acorté yo mi nombre para que no me llamen Katy, diminutivo de Katiuska....
Besos Muchos para Anti!

El antifaz dijo...

ELISA: Tengo que reconocer que fue un mal entendido lo del comentario. Pensaba que tú lo contarías y después yo entraría a confirmar el momento. Lo siento.

Tengo que contar a todos que Elisa rehizo alguna frase del cuento; la otra noche se lo contamos a los nenes en la cama antes de dormirse. El ratito fue cariñosamente corto; quizá ellos no lo disfrutaron tanto como lo que nosotros esperábamos, pero seguiremos intentándolo... son nuestros (y mira que no me gustan los posesivos), pero estos que me miraban con cara de sueño y fantasía, son nuestros.
Gracias Elisa... lo haces todo muy bien; incluidos los niños.
Un besito recién afeitado (que no pincha).

Anónimo dijo...

Mi querido Antifaz, ya te dije que mi magia solo era blanca...Cuando leí este cuento me sugirió justo lo que hice: ¡publicártelo! ( jijiji) y me acordé de la letra de una canción de las que escuchaba de pequeña y que se almacenan en no sé que parte del cerebro:
Había una vez un bru
un brujito que en Gulubú
a toda la población
embrujaba sin ton ni son.
Pero un día llegó el doctorrrrrrrrr
manejando un cuatrimotorrrrrrrrr
¿Y saben lo que pasó?
¡Noooooooo!
Todas laas brujerías del brujito de Gulubú
se curaron con la vacu
con la vacuna luna luna lu
...